Sólo obligándome a fuerza de disciplina, soy capaz de felicitarnos en este día. No puedo olvidar, os aseguro que hasta tengo pesadillas, que en lo que llevamos de año, salimos a más de una asesinada por semana. Cómo puede una sociedad que se dice civilizada soportar tamaña sangría?. Parece ser que por ahí afuera están aún peor, pero esto no es un consuelo; las mujeres, en cuanto mujeres, somos todas una, la geografía en este sentido significa bien poco. Y esto me lleva a pensar que en algún sitio y en algún momento, en algo nos equivocamos y sin darnos cuenta estamos caminando en la vereda del error. Quien me conoce sabe que en esto de la Igualdad mi opinión ha sido siempre paso firme y corto, que puesto que llevamos miles de años en la necesidad de igualarnos, la paciencia suele ser buena aliada, y que enderezar una situación que allá en la caverna pudo tener su razón de ser, pero que el tiempo ha ido convirtiendo en una aberración, no puede ser tarea de hoy para mañana.
Hoy, además de llorar a las muertas, tenemos que pensar en las más jóvenes, tenemos que reflexionar en que quizá, con la mejor de las intenciones, les estamos mandando un mensaje equivocado, hemos de procurar encenderles todas las alertas, porque se me da que las estamos dejando indefensas ante el riesgo de la vuelta atrás en muchos sentidos.
Pero como soy una optimista, aunque moderada, brindo de todo corazón por los logros conseguidos - que haberlos hay - y me animo y animo a mis mujeres a seguir en lo nuestro, y a la que le coja cerca algún varón que haya sido capaz de asimilar la conciencia de género, lo cuide y lo disfrute. Mucho me temo, que no era esto lo que mi amiga M Angeles Ramírez, esperaba de mí esta mañana, pero esto es lo que hay.
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