Aunque el tiempo se nos agote,
seguiremos…
Algo se ha removido en mi
interior, después de haber leído los pensamientos que tan generosamente ha
compartido con nosotras una gran maestra de vida, basados en una dura reflexión
sobre sus ideales a lo largo de sus años de existencia, el descubrimiento del cambio
de un día para otro “de niña a mujer madura” y lo que aún le falta por
realizar, mi mente se dispara ante otro de los frentes abiertos que tenemos las
mujeres.
Nuestra ansiada igualdad de
oportunidades entre los hombres y las mujeres, es una de demanda estrella,
mejor dicho el hilo conductor que nos llevaría a reconocernos como iguales, y
por lo tanto acabarían las desigualdades e injusticias sociales.
A la vez, tenemos otro frente
abierto y es el del reconocimiento entre nuestro género, la rivalidad y la
competencia, esa a la que tanto chascarrillos, chistes o leyendas fluyen cuando
se habla de “las mujeres”.
El otro día hice mención a un
artículo que se publicó en una revista semanal Mujerhoy, escrita por una mujer,
cuyo mensaje era dar recomendaciones y sugerencias “dirigidas a las nueras”,
para sobrellevar los días de vacaciones que le toquen de pasar con su suegra. Quise
ser lo más objetiva posible, aunque me costó bastante y no se si lo habré conseguido,
y os cuento porqué.
Yo escribí hace mas una década,
que la vida era una ruleta, donde se encontraba todas las posibles situaciones
y ocupaciones que podrían surgir a lo largo de la vida, por aquello de que
“nadie escarmienta por cabeza ajena”, y sobre todo por la empatía, esa palabra
que desconocía, en aquellos momentos, y tanto valor tiene, y como no por el
tema de dar consejos, cuando no se está en las mismas circunstancias.
Al día de hoy, mi ruleta ya ha
pasado por muchísimas situaciones, de unas habré sido mas consciente que de
otras, y seguro que no habré aprendido lo suficiente de ellas, o sí y otras me
quedan aún por vivir. De las que han pasado, puedo decir que he sido hija,
hermana, tía, sobrina, compañera, amiga, novia, esposa, nuera, cuñada, madre,
suegra y abuela. Las dos últimas son las que en estos momentos me traen de
cabeza, y son las que yo quisiera llevar lo mejor posible.
Empiezo por abuela, palabra que
produce ternura, mimo, amor… mi primer año ha sido una verdadera experiencia,
el mejor regalo de la vida, y tratas de cuidar y dar lo mejor de ti. Es una
mujer, por lo cual mi compromiso no se queda solo en ofrecer los cuidados
básicos, sino como ciudadana responsable, tomo conciencia de lo que queda aún
por hacer por estas niñas que acaban de llegar a este mundo, dirigido por
hombres y para los hombres. Esa asignatura pendiente de la que habla mi
maestra, no podemos dejarla descansar sino seguir paso a paso, sin retroceder.
Ahí está lo difícil queridas amigas, aunque nuestro tiempo se agote, ya estarán
otras mujeres para recoger el testigo.
Retomando el tema con la palabra
abuela, sería preciso preguntar de hijo o de hija???, porque no tiene el mismo
trato, generalmente no existe equidad entre ellas, por lo cual surge la
rivalidad y porque no la envidia…nuestros nietos y nietas, son la prolongación
de nuestros hijos e hijas, lo mejor que nos da la vida, y sin embargo en
general, parece que la abuela de padre no quiere del mismo modo a sus nietos,
como la abuela materna, ¡¡claro!! todo tiene su explicación, los tópicos no nos
han abandonado aún, y la suegra a la que nos referimos es la gruñona, la
indiferente, la extraña, la mandona, la manipuladora, etc…y ante toda esta
retahíla, me pregunto ¿acaso ha tenido esta mujer la misma oportunidad de estar
con sus nietos, disfrutar de ellos, convivir con la pareja, crear confianza en
su nuera, etc…?(siempre me refiero en referencia a la abuela materna).
Otro topicazo es que el hombre que se comporta
como un buen hijo son su madre, es un…!!!madrero ¡¡¡ ¿¿¿como se le llama a la hija, que busca a su madre, acude a ella para todo
y es con quien tiene confianza para que cuide de su prole???? Buena hija…
Sobre la palabra suegra, de por
si, es áspera, incluso desagradable diría yo, sin embargo me gusta hacerle el
honor que merece, porque recordamos que no es lo mismo ser suegra del hombre
que de la mujer, el yerno en este caso “quiere muchísimo a su suegra porque le
hace aquellas comidas que le gustan e incluso le recuerdan a las que hacía su
madre”, se queda con los niños para que ellos salgan de paseo o al cine, le
plancha los pantalones mejor que su mujer, etc…De la misma manera la palabra
suegro, tampoco tiene la misma connotación, porque el suegro y la nuera, suelen
congeniar bastante bien, él encuentra en su nuera una aliada ante su esposa
(que es la suegra de ella), y tampoco se implica mucho en las cuestiones de la
casa, o quizás vaya a recoger al nieto o nieta y la lleve al colegio, etc..
Bueno pues ahí tenemos algunas
razones para que el cambio de mentalidad se produzca, cuando las mujeres nos
reconozcamos como iguales, siendo conscientes de que lado ha caído nuestra
ruleta, podremos poner en práctica nuestra empatía y darnos la oportunidad de
conocernos, admirarnos y respetarnos, no solo por el parentesco, sino porque
somos mujeres de distinta generación y la una de la otra tiene mucho que
aprender.
Y para ir dando fin a esta retahíla,
quiero compartir con vosotras, que cuando fui nuera, me encontré con una mujer
fuerte, valiente, trabajadora, sufridora, responsable, cuidadora, esposa,
madre, y amiga, aunque como todas las relaciones en el día a día, surgen
altibajos, puedo decir que tuvimos una relación preciosa, fuimos amigas y de
ella aprendí que los sentimientos no se imponen, tienen que fluir y para eso
tenemos que darnos la oportunidad de que surjan, entendiendo que las madres
parimos a varones y hembras, y que nos duele igualmente, y es tarea del hombre
y de la mujer, que forma una nueva familia reconocer esos sentimientos, sin invadir
el lugar de nadie, el amor es tan inmenso que se puede amar a muchas personas a
la vez y a cada una darle su lugar.
Hoy soy suegra, mi hijo tiene por
compañera a una mujer con sus defectos y virtudes, como los tengo yo, le
acompañan los valores que debe tener una persona, la valoro y reconozco en mi
nuera a la mujer que yo fui, por lo que al día de hoy puedo decir que estoy muy
agradecida a la vida por darme la oportunidad de conocerla, quererla y
respetarla, creo que esto es lo que necesitamos para romper el tópico ¿¿os
parece??.
Mª Nieves Gómez Crespillo.
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