BRECHA SALARIAL
Resulta curioso
que muchas personas piensen hoy día que hombre y mujeres somos iguales, cuando
las estadísticas nos muestran año a año una realidad diferente; Que las mujeres
con idéntica cualificación y responsabilidad, ganan un 17% menos que los hombres en España.
Es cierto que este porcentaje se ha ido
reduciendo en los últimos años, pero no porque nos aproximemos en retribuciones
a los varones, sino porque éstos ahora cobran menos. Es un matiz a tener en cuenta.
Es
lamentable que, siendo tan evidente que
las mujeres españolas estamos más
cualificadas de media que los hombres, (no en vano somos más del 60% de los/as universitarios/as), sin embargo, eso no se traduce en tener un
mayor salario. Así todos los factores que hacen objetivamente productivos/as a
los/as trabajadores/as como son la experiencia, el nivel de educación, la ocupación,
el sector industrial o la horas trabajadas por semana, no sirven
y, lo peor, no son valorados de la misma manera en mujeres que en hombres.
Pero
unido a eso, el otro dato dramático para las mujeres actualmente, es la penalidad que sufrimos en nuestros salarios cuando somos madres, incluso entre nosotras mismas. Se ha cuantificado
en un 5% menos lo que cobran las mujeres que tras ser madres deciden volver a
trabajar de aquellas trabajadoras que no
tienen hijos menores a su cargo.

Las
mujeres tenemos que seguir reivindicando nuestro derecho al trabajo, y pedir a
las Instituciones Públicas que se comprometan a adoptar más medidas de apoyo
con políticas que promuevan la creación de guarderías y centros infantiles y de
personas dependientes, equiparar la baja por maternidad y paternidad, incluso
incluir períodos de paternidad obligatorios, la posibilidad de acogerse a flexibilidad
horaria en el trabajo, avanzar mediante la educación y la sensibilización de toda la
ciudadanía de la importancia que conlleva el reparto del tareas domésticas para
reducir la doble carga del hogar que sufrimos las mujeres.
Que no
tengamos que esperar, como dicen los teóricos, 70 años para conseguir reducir la
brecha salarial y el derecho pleno al trabajo. Este tiene que ser un objetivo común
y prioritario de todas las organizaciones feministas, además de una constante
en la lucha de todas las mujeres.
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