domingo, 7 de septiembre de 2014

OTRA VEZ SÁBADO--CONCHA KARTIO

OTRA VEZ SÁBADO
Como muchos de mis días, me levanto con un propósito y la vida se empeña en ponerme ante la dura realidad, y yo obediente, no tengo más remedio que virar y dedicarme a otra cosa.
Anoche, a pesar de que lo que me está martilleando la cabeza estos días, dolorosamente está ahí, por no amargar a nadie más de lo necesario y despejar mis dudas, había decidido dejar claro con mis mujeres la ventajosa diferencia entre sentirse loba o sentirse leona. Esto que no es más que una reflexión ligera -o no tan ligera- de lo que puede ser nuestra norma de conducta, es necesario que quede aplazado para traerlo a colación en algún otro momento menos dramático que el que estamos viviendo con la serie interminable de mujeres asesinadas a causa de la violencia machista. Sé de la indignación de la gente de bien ante esta terrible plaga, pero a mí me surgen tantas dudas con respecto a las acciones a realizar para intentar atajarla, que no soy capaz de acertar cuál debe ser mi actitud. Desde siempre he tendido a recomendar constancia y paciencia en el camino a la Igualdad de género; total, solucionar una situación injusta vivida durante miles de años, era mi argumento, no se puede pretender desarraigarla del pensamiento colectivo de un día para otro, y, como las mujeres, si estamos sobradas de algo, es de paciencia, ejerzámosla mientras vamos esparciendo la semilla de la deseada igualdad. Pero esto sólo es posible si se trata de vivir, aunque sea de mal vivir, pero cómo se les puede pedir paciencia a esas mujeres cuya vida vale tan poco en manos de sus verdugos.
Una de mis peores dudas es pensar que estamos equivocando el camino. Cada vez que una mujer muere, a quienes nos horroriza esa muerte, nos echamos a la calle a pedir que sea la última, y al día siguiente, sino el mismo día, se produce otra muerte nueva, y otra, y otra, y así hasta alcanzar cifras insoportables. A los violentos nada les importan nuestras protestas, es más, a veces, tengo la sensación de que eso les provoca el placer de ejercer su insano poder, y el nuestro, nuestro poder, a mi modesto entender, debiera ser ejercer presión sobre quien tiene el deber de escuchar nuestra protesta y poner los medios necesarios para atajar esta sangría, es decir a los legisladores, que con la ley en la mano, podamos defendernos de quienes atentan contra la vida que también ellos debieran defender.

No hay comentarios: