Como
presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres ÁGORA, y en cumplimiento
de nuestros objetivos, estamos hoy celebrando nuestro Encuentro entre
Asociaciones, y quiero aprovechar la ocasión para hacer un repaso en la
historia, para afianzar nuestros objetivos y seguir trabajando en red, para
afianzar así el COMPROMISO SOCIAL que adquirimos.
Las
asociaciones de mujeres en su constitución, nos convertimos en agentes sociales
para la construcción de un nuevo modelo de ciudadanía, en la que la
incorporación de las mujeres en el ámbito público, es básica y fundamental para
conseguir una igualdad real y efectiva.
La ley Orgánica de
Asociaciones de 1 /2002 de 22 de marzo, en el apartado VI de su Exposición de
motivos dice:
La
presente Ley reconoce la importancia del fenómeno
asociativo,
como instrumento de integración en
la
sociedad y de participación en los asuntos públicos,
ante
el que los poderes públicos han de mantener un
cuidadoso
equilibrio, de un lado en garantía de la libertad
asociativa,
y de otro en protección de los derechos y
libertades
fundamentales que pudieran encontrarse afectados
en
el ejercicio de aquélla.
Resulta
patente que las asociaciones desempeñan
un
papel fundamental en los diversos ámbitos de la actividad
social,
contribuyendo a un ejercicio activo de la
ciudadanía
y a la consolidación de una democracia avanzada,
representando
los intereses de los ciudadanos ante
los
poderes públicos y desarrollando una función esencial
e
imprescindible, entre otras, en las políticas de
desarrollo,
medio ambiente, promoción de los derechos
humanos,
juventud, salud pública, cultura, creación de
empleo
y otras de similar naturaleza, para lo cual la Ley
contempla
el otorgamiento de ayudas y subvenciones
por
parte de las diferentes Administraciones públicas
conforme
al marco legal y reglamentario de carácter
general
que las prevé, y al específico que en esa materia
se
regule legalmente en el futuro.
En
los Estatutos de las Asociaciones de Mujeres, deben existir tres objetivos
comunes:
1. Promover y realizar un estricto seguimiento del Plan
de Igualdad de Oportunidades de la Mujer, velar por su cumplimiento y proponer
medidas.
2. Promover la participación y presencia de las mujeres
en la vida política, económica, cultural y social.
3. Detectar, canalizar y denunciar cualquier tipo de
acción discriminatoria que afecte a la mujer.
Gracias
al movimiento asociativo de mujeres, y a la presión ejercida ante los poderes
públicos, a lo largo del tiempo, se ha conseguido que la igualdad se instaure
de modo transversal en todas las áreas o ámbitos de nuestra vida. Habiendo
creado, en este tiempo, un gran avance legislativo, no se concibe que una
ciudadanía democrática prescinda de la incorporación en la vida económica,
política, cultural, social y laboral de
más del 50% de la población.
Por
lo cual, nosotras las asociaciones de mujeres que estamos organizadas, somos la
voz de nuestras desigualdades en general y tenemos la responsabilidad de
ejercer nuestro derecho.
Y
para terminar echando la vista hacia atrás, recordando a nuestras antecesoras
quiero recordar las palabras de María Lejarraga, que describía muy bien el
sentido y objetivo de las asociaciones de mujeres, en la que decía:
Las
asociaciones de mujeres son:
·
Lugares de
encuentros para debatir, compartir experiencias y elaborar revindicar
propuestas.
·
Centros
culturales.
·
Plataformas de
formación de las mujeres en todos los ámbitos.
Además
recordaba que:
“No
hacemos ni haremos un trabajo electoral, (esta es labor de los partidos
políticos y en esta Asociación/Federación hay mujeres de todos los partidos),
pero queremos formar conciencias educadas de electoras y de gobernadoras”
En
su discurso sobre el feminismo, en la sección de la Revista en Blanco y Negro,
en la que difundió las ideas y actualizaciones del feminismo internacional, en
el año 1915, firmado por Gregorio Martínez Sierra (quien lo escribía era en
realidad (María Lejárraga) decía así:
“El feminismo quiere
sencillamente que las mujeres alcancen la plenitud de su vida, es decir, que
tengan los mismos derechos y los mismos deberes que los hombres, que gobiernen
el mundo a medias con ellos, ya que a medias le pueblan, y que en perfecta
colaboración procuren su felicidad propia y mutua y el perfeccionamiento de la
especie humana. Pretender que lleven ellas y ellos una vida serena, fundada en
la mutua tolerancia que cabe entre iguales, no en la rencorosa y degradante
sumisión del que es menos, opuesta a la
egoísta tiranía del que se cree ser más”
Este
es el mensaje que he querido compartir con todas vosotras, necesitamos hacer
una reflexión sobre el movimiento asociativo de mujeres en general y no podemos
olvidarnos de nuestras reivindicaciones.
Mª Nieves Gómez Crespillo
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